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PAISAJE ORIENTAL

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S E R MO N E S

El Costo de Conformarse
Nosotros como seres humanos hallamos la seguridad en los números. Lo más fácil es
conformarse a lo que hacen los demás, dejándonos llevar por lo que ellos hacen. Parece que
tomamos siempre el consejo de los padres que están llevando por primera vez a sus niños a una
fiesta: Miren lo que hacen los demás, y sigan su ejemplo.
Un vendedor se dio cuenta de esto. Se fijó en que poca gente visitaba su negocio, entonces
compró algunos carros usados y los estacionó frente a la tienda. De repente creció la cantidad
de clientes que lo visitaba, porque veían los carros ahí estacionados y se imaginaban que había
mucha clientela - y que por eso tenía que ser un buen lugar.
Bueno, ese hombre fue astuto al aprovecharse de la tendencia humana de conformarse. Pero
esa tendencia puede ser destructiva. A veces se ha usado una cabra especialmente entrenada
en la matanza de las ovejas. A esta cabra se le entrena a subir la rampa al matadero, y las
ovejas confiadas la siguen. Al último momento la cabra se escapa a la izquierda, y todas las
ovejas siguen derecho a su destrucción. ¡Cuántos seres humanos no han seguido ese mismo
patrón!
Hoy leeremos la historia de un hombre que fue conformista - y veremos cuál fue el resultado de
su conformismo.
Lectura: Génesis 13:1-13
13:1 Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él
Lot.
13:2 Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro.
13:3 Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado
antes su tienda entre Bet-el y Hai,
13:4 al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.
13:5 También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas.
13:6 Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y
no podían morar en un mismo lugar.
13:7 Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot;
y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.
13:8 Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores
y los tuyos, porque somos hermanos.
13:9 ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano
izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda.
13:10 Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el
huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová
a Sodoma y a Gomorra.
13:11 Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se
apartaron el uno del otro.
13:12 Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la
llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma.
13:13 Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.
Después de los eventos que vimos la semana pasada, Abraham salió de Egipto y regresó hacia
la tierra prometida. Vemos que Abraham estaba consciente de su pacto con el Señor, pues en
el lugar donde acampó y había construido un altar, ahí otra vez Abraham invocó el nombre del
Señor - es decir, lo adoró, y reconoció su lealtad hacia él.
Pero con Abraham está su sobrino Lot. Entre Abraham y Lot empiezan a surgir problemas, a
raíz de la falta de agua y de pasto para el ganado de ambos. Es interesante notar que la Biblia
también nos dice que había cananeos y ferezeos en esas zonas, pero parece que ellos no
tuvieron problemas con Abraham y Lot. Tantas veces parece que uno tiene más problemas
con sus familiares que con la gente desconocida. Por lo menos, se necesita más esfuerzo para
llevarse bien con un pariente que con una persona de otra familia.
Y vemos que Abraham hace ese esfuerzo. Aunque Dios le había prometido toda la tierra de
Canaán, el se muestra dispuesto a compartirlo con Lot. Va hasta el extremo de permitir que Lot
escoja la parte que mejor le parece. Vemos una generosidad muy grande en Abraham.
En la respuesta de Lot vemos algo distinto. Su respuesta ilustra perfectamente la dinámica de la
conformidad.
I. La conformidad con el mundo empieza con la atracción de algo bueno
Vemos en los versículos 11 al 14 cuál fue la elección de Lot. El levantó la vista y vio la parte más
bonita, más regada, más atractiva, y escogió esa parte. Las ciudades que dominaban esa región,
según la evidencia arqueológica y el récord bíblico, eran muy ricas. Estaban situadas muy cerca
de una ruta principal del comercio, y estaban también localizadas en una zona bien regada.
Debemos de recordar que, aunque a Abraham se le había prometido la posesión de la tierra
prometida, esta posesión aún no era una realidad. De hecho, no lo sería hasta siglos más tarde.
Así que él y Lot vivían como forasteros en la tierra. Lot, entonces, eligió vivir a la orilla de una de
estas ciudades ricas.
Seguramente pensó que así la fortuna que él ya poseía se volvería aun más grande. Era una
región donde habría mucho pasto para su ganado, y sus rebaños podrían crecer; además de
esto, podría negociar con los mercaderes que transitaban por aquella zona, y así aumentar su
riqueza.
Pero hay un detalle más. El texto nos dice que los habitantes de Sodoma eran malvados y
cometían muy graves pecados contra el Señor.
Quizás Lot creía que podría separarse de estas cosas, viviendo a la orilla de la ciudad. Después
de todo, él no se había metido completamente en ella. Podría negociar con los habitantes de
Sodoma sin volverse como ellos, y así tener el mejor de ambos mundos. Podría seguir adorando
al Señor, seguir viviendo en sus caminos, y sólo asociar con los sodomitas lo suficiente como
para vivir de una manera mejor.
¿Cuántas veces no seguimos nosotros el ejemplo de Lot? Creemos que podemos vivir a la orilla
del mundo. Creemos que podemos seguir viviendo como miembros del pueblo de Dios, pero a la
vez disfrutar de algunas de las cosas mejores del mundo - sin meternos en lo más grave.
En las generaciones anteriores de creyentes evangélicos, y en algunas iglesias hasta el día
de hoy, había un legalismo muy extremo. Se enseñaba que los creyentes no podían escuchar
música que no fuera religiosa, no podían ir al cine, no podían ver televisión, y otras reglas.
Nosotros nos damos cuenta de que estas restricciones no son bíblicas. Hay cosas que la Biblia
nos manda directamente, y muchas otras que deja a nuestra consciencia. Pero quizás, habiendo
abandonado el legalismo, nosotros hemos ido al otro extremo. Ese extremo se llama libertinaje.
Habiendo dejado atrás el legalismo, nos mudamos a la orilla de Sodoma escuchando música que
no nos edifica, mirando programas de televisión que nos inculcan valores que no son bíblicos,
contando chistes que - si no son colorados - por lo menos están un poco rosados, y empujando
los límites de lo que le agrada a Dios.
Queremos ver qué tan cerca podemos llegar al borde del precipicio sin caernos. Ese, sin
embargo, es un proceder muy peligroso. Más bien, debemos de caminar a una distancia
prudente de ese límite.
Eso significa que habrá cosas que no hacemos, no porque son pecados, sino porque nos
alejan de la separación que Dios desea para su pueblo. Habrá programas que no veremos,
simplemente porque su contenido refleja actitudes que no son de Dios. Quizás dejaremos de
reunirnos con ciertas personas, porque su manera de hablar o de actuar nos aleja de la santidad.
En fin, la santidad, la separación del pueblo de Dios, tiene que ser radical. No podemos vivir,
como Lot, a la orilla de Sodoma, porque el fin será algo muy indeseado. Veamos lo que le
sucede a Lot.
Lectura: Génesis 19:1, 4-17, 23-26
19:1 Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la
puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, ...
19:4 Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de
Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo.
19:5 Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche?
Sácalos, para que los conozcamos.
19:6 Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí,
19:7 y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad.
19:8 He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced
de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que
vinieron a la sombra de mi tejado.
19:9 Y ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar entre nosotros,
¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a ellos. Y hacían gran violencia al
varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta.
19:10 Entonces los varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la
puerta.
19:11 Y a los hombrs que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor
hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.
19:12 Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y
todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar;
19:13 porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto
delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo.
19:14 Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo:
Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus
yernos como que se burlaba.
19:15 Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus
dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad.
19:16 Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las
manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron
fuera de la ciudad.
19:17 Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares
en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. ...
19:23 El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar.
19:24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de
Jehová desde los cielos;
19:25 y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas
ciudades, y el fruto de la tierra.
19:26 Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.
Lot pagó un precio muy alto por su selección de vivienda. Lo perdió todo, incluyendo a s esposa.
Lo que vemos es que, aunque empieza con la atracción de algo bueno,
II. La conformidad con el mundo acaba exigiendo un precio alto
Lot había llegado a ser parte del pueblo de Sodoma. El no se había metido en la maldad de
este pueblo; no participaba en sus prácticas inmorales. Pero al estar sentado a la entrada de la
ciudad, indicaba que él se había vuelto parte del sistema de la ciudad. Era en la entrada que se
hacían los negocios, era ahí donde estaban los ancianos de la ciudad, y por su presencia ahí
vemos que Lot había llegado a integrarse totalmente a la ciudad.
Nosotros podemos empezar viviendo a la orilla, pero tarde o temprano - como Lot - vamos a
adentrarnos más en la vida que nos llama la atención. El mundo nos atrae, y podemos pensar
que nos quedaremos a la orilla - pero siempre terminamos adentro.
El pecado y el mundo son como una planta que se llama la planta jarro. Esta planta es una de
las pocas plantas carnívoras. Tiene la forma de un jarro, con una pequeña plataforma donde
aterrizan los insectos en busca de néctar. Habiendo aterrizado ahí, sin embargo, se encuentran
en una superficie resbalosa, y se caen al fondo - donde son digeridos.
De igual manera, cuando pretendemos vivir a la orilla, pronto nos encontramos cayendo más y
más adentro, así como Lot se encontró más y más envuelto en la vida de Sodoma.
Llegó el día en que Dios decidió destruir la ciudad, por su gran maldad. Este evento, como todos
los eventos de juicio en la Biblia, es una anticipación del gran juicio que hará Dios al final de los
siglos. Podemos decir que es como un símbolo de ese evento.
Y vemos que Dios le ofreció a Lot una salida. El fue salvado de la destrucción. Pero ¿qué pasó?
El perdió todo lo que tenía. Tuvo que abandonar todos sus bienes en Sodoma y huir. Lo más
triste es que su esposa se había quedado enamorada de la vida en Sodoma, y miró atrás -
perdiendo así la vida.
El mensaje para nosotros es muy claro. Si nos envolvemos con las cosas del mundo, si nos
dejamos llevar por las actitudes de los que nos rodean, si empezamos a pensar como ellos,
entonces terminaremos perdiéndolo todo. Si gastamos nuestra vida en la acumulación de cosas,
si vivimos para nosotros mismos en vez de para otros, terminaremos con las manos vacías.
Pero lo más triste es que esas decisiones no sólo nos afectan a nosotros. También afectan a
quienes nos rodean. En este caso, la decisión de Lot de vivir en Sodoma, de conformarse, le
costó la vida a su esposa. De igual manera, si tú decides vivir a la orilla del mundo, es posible
que aun así seas salvo - pero ¿qué será de tu familia? ¿Qué será de tus hijos? ¿Se dejarán ellos
llevar por esas cosas? ¿Seguirán tu mal ejemplo?
La lección de la vida de Lot es que las cosas que el mundo nos ofrece, por más bonitas que
sean, nos dejarán en la bancarrota. Las fiestas, los entretenimientos que no son sanos, las
amistades que nos influyen para mal, inclusive esa música que nos gusta pero que no conviene
puede ser el comienzo de una gran caída.
¿Qué cosas tendrán que cambiar en tu vida para que dejes de vivir a la orilla de Sodoma, y
vivas más bien en la ciudad de Dios? ¿Qué programas tendrás que dejar de ver? ¿Qué música
dejarás de escuchar? ¿Qué amistades tendrás que dejar?
Quizás cuando conociste por primera vez a Cristo, dejaste todas esas cosas. Quizás te fuiste
lejos de Sodoma - pero ahora te has empezado a aproximar otra vez a sus bordes. Déjalo de
nuevo. Toma esa decisión difícil.
Conclusión
El apóstol Pablo nos insta a no conformarnos al mundo actual, sino más bien ser transformados
mediante la renovación de nuestra mente. Lot nos da un ejemplo muy fuerte de lo que sucede
cuando una persona que está dentro del pacto de Dios empieza a conformarse al mundo.
Hermano, si tú dejas que los susurros del mundo te atraigan, si crees que puedes vivir a la orilla,
te estás exponiendo a un grave peligro. Escoge más bien el camino al gozo eterno, un camino
donde no te arrepentirás de los pasos que has tomado. Es el camino de la sabiduría, un camino
que el mundo no entiende - pero que Jesús nos modeló con su vida. Síguelo.
























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